miércoles, 3 de noviembre de 2010

La Noche Perfecta

Al sentir el aplomo de sus pasos acercandosé, por un segundo tuve me la sensación de que algo andaba mal. Cuando me volví para verla, vi el leve rubor de su rostro y la sensación desapareció; le esboze una leve sonrisa y me la devolvió.

Ibamos caminando a pasos juguetones y sigzageantes, descalzas por la arena humeda bajo el indigo cielo salpicado de estrellas y polvo cósmico. Nos reiamos de lo redundante de los dias y las trivialidades de la gente, nos burlabamos de un mundo que ahora notaba tan lejano a ese, nustro momento.
Nos sentamos un poco alejadas de las aguas que suavemente golpeaban la playa, era una tan noche calida y pacífica que daba la impresión de que ese fuese el mundo y que no existiese más ser animado en el que nosotras. Nos quedamos en silencio por un momento, apreciando el esplendor del plenilunio.

Creo que nada podría compararse al momento en que nuestras miradas se encontraron, en un segundo pude ver la eternidad en el brillo de sus ojos, nuestras miradas se fundieron mientras inconcientemente nos acercabamos cada vez más. Nuestros labios se encontraron en un beso suave y cálido, sus brazos me rodearon y me sujetaron como si sientieran que fuera a escapar; al igual yo la sujete con cuidado...pensé que en cualquier momento se desvanecería, como si fuese solo un espejismo.
Ya no podía escuchar el soido tácito del mar, ni sentir la arena, ni el frio de mi desnudez que fue apagado por el calor enervante de su cuerpo, sus manos se deslizaban suavemente por mis caderas y su lengua danzante acompazaba la mia. El placer de sentir su piel era extaciante, yo le entregaba mi alma en cada beso caricia o demostración de placer. El fulgor de sus caderas me arrastraba a algún lugar muy lejano e inasible...

No era conciente del tiempo, ahora yaciamos abrazadas sobre la arena apreciandonos la una a la otra. Ella acariciaba mi cabello y yo acomodé mi cabeza en su pecho, nos quedamos así hasta que su voz casi angelical irrumpió el silencio que se había asentado. Sé, que no será esta la última noche...pero quiero que la recuerdes siempre como nuestra noche al igual que yo , dijo. Entonces la abrazé fuerte, cerré los ojos y deseé que esta noche magnífica, esta noche tan perfecta como ella no acabase jamás.

jueves, 27 de mayo de 2010

Lo dijo mientras "dormia".

Temblando, dirigió sus manos hacia ella. En sus ojos estaba casi escrita su suplica de piedad, su hedor era de miedo.
Miró sus manos ensagrentadas y pensó en detenerse, pero un impulso animal la obligaba a seguir, así fue que tomó el cuchillo y pudo sentir como la hoja se hundía en su cuello arrancandole lo que le quedaba de vida.
Cayó al suelo con un golpe seco, el brillo de sus ojos se apagó, y casi pudo sentir como el calor abandonaba aquel cuerpo. Fue hasta entonces que su respiración agitada fue descendiendo de tal manera que en un par de minutos que cási no podía sentirla.
Ahora arrodillada junto a su cuerpo frio e inerte; cerró sus ojos con una mano...aquellos ojo que por tanto tiempo la hicieron suspirar.
Elevó el cuerpo en brazos y se dirigió a la habitación, lo dejó caer cobre la cama y dejó una nota sobre la mesa.
Ya recostada a al lado del cuerpo aun tibio, acomodó su cabello se acerco a su oido y susurró: " No me desjaste mas opción...solo asi estarás siempre conmigo".
Dicho esto, tomó el arma de la mesa de noche, lloró y se la llevó a la sien.
¡Bang!...todo acabó.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Historia Tridimensional.

A medida que avanzo el cielo se va difuminando, me da la impresion de que se estuviera quemando. Al llegar a lo mas alto del camino, diviso a lo lejos un pueblo casi destruido, y me dirijo a el aun sin estar segura de adonde voy. El camino seco y pedregoso, la impresión del paisaje no me ayuda a ubicarme en tiempo o espacio e incluso llego a pensar que es algun tipo de dimension alterna, y apesar de todo sigo caminando casi con la seguridad de alguien que sabe exactamente lo que se supone, hara.

Ya hacia el centro de la pequeña "ciudad", me encuentro con una plaza semi circular que da vista hacia una pampa rodeada de montañas por donde el sol, nome ayuda a ubicarme en una hora cierta del dia. Puede estar bien amaneciendo, bien anocheciendo.
Me llama la atencion una iglesia en un extremo del semicirculo, tiene es aspecto de ser medieval, pero el diseño de la plaza delata que no es de ese tiempo.
Una vez dentro de ella parece no estar tan destruida como pensaba, el techo abovedado esta casi intacto y solo la mitad de los vitrales desaparecieron. Al acercarme al altar noto que hay un libro, lo que crei era una biblia, era bastante viejo. Basto notar un simbolo en la portada para darme cuenta de que no era un biblia o ningun tipo de libro que hubiese visto, apesar de no tener vastos conocimientos de simbolos ocultistas, nunca habia visto este. La vaga luz no me dejaba notar los textos y me dirigia de vueta a plaza cuando note unos sonidos metalicos provinientes de afuera.

Al salir me doy una gran sorpresa. Dos guerreros de armaduras de un brillo peculiar se encuentra enfrascados en batalla infernal. Uno lleva una armadura dorada que destella una luz violacea en sus contornos y endiduras; lleva una espada extraña como nunca antes vi: la hoja parece una media luna alargada se ve grande y pesada con estraños simbolos, lleva un casco, que, apesar de ser pequeño no deja ver el rosto, pues ets parece estar sumido en oscuridad. Y al observar al otro, veo una cara conocida. Mi sopresa se duplica. Su armadura parecia hecha de acero brillante, esta tenia un brillo enrojecido, su espada parecia una espada medieval que por el mango daba la impresion de ser vikinga. Note que en la placa del hombro derecho tenia un simbolo que me parecia conocido, aunque no recorda donde lo habia visto.

Fue entonces que noté otra presencia, estaba a poco menos de 2 metros. Dirigia su mirada hacia mi aunque llevaba la capucha de algo que parecia ser una túnica sobre la cabeza, solo podía distinguir sus labios palidos. Entonces sonrrió y un frio invernal me herizó la piel. Supé de que algo grande daba comienzo, de tal naturaleza que sabia que terminaría con un sabor a victoria o con una derrota que no conocería jamas.